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                                      VIRGEN DE LA SIERRA -      VILLARROYA DE LA SIERRA (ZARAGOZA)

    El Santuario de Nuestra Señora de la Sierra, localizado en el término municipal de la villa de Villarroya de la Sierra (Zaragoza), se alza a 1.418,294 metros de altura sobre el nivel del mar, en la cúspide de una gran mole compuesta por pizarras y cuarcitas cámbricas cuya formación se remonta a la Era Primaria.

     El doctor don Joaquín López, en su libro Hemandad Espiritual. Breve historia y Novenario de la Virgen de la Sierra editado en el año 1790, hace sobre la ubicación del Santuario la relación siguiente: "La Casa, o Santuario de Nuestra Señora de la SIERRA, se halla en el termino de Villarroya, de la Comunidad de Calatayud, y Obispado de Tarazona, en el Reino de Aragón. A la salida de Villarroya, por la parte del Oriente, se comienza a subir un monte, que es el más elevado que se conoce por aquella tierra, y desde cuya eminencia se presenta a los ojos una vista sumamente deliciosa, montes, valles, vegas, y lugares, con una gran parte de los Obispados de Zaragoza, Tarazona, Sigüenza y Osma. Al Oriente se ven como un precipicio los términos de Aranda, Pumer, Gotor, Jarque , y Calatrao. Al medio día los de Valtorres, y Cervera. Al Septentrion, Malanquilla, y Clares, y al Occidente Villarroya, y Moros. Lo más elevado del monte, donde se halla la imagen de María Santísima, es muy frío, descubierto, y raso por todas partes, sin árboles fructíferos, ni silvestres. En este sitio, que dista dos horas de Villarroya, se venera la imagen de nuestra Señora, sin que haya monumento auténtico de su origen, o aparición".

   Más misteriosa y original resulta la exposición que sobre el Santuario y sus connotaciones esotéricas nos transmite Miguel Martínez del Villar." Éste lo sitúa en el vértice de un hipotético cuadrilátero detentador de energías sobrenaturales -taumatúrgicas- captadas por sus primeros diseñadores y constructores: "... y están en cuadrángulo opuestas a las cuatro partes del mundo, que como cuatro baluartes fortísimos lo amparan y defienden: Y son, por los grandes milagros que obra el señor en ellas, visitadas de muchas y remotas partes, y Reinos, y se llaman nuestra Señora de la Sierra, de Tovet, de Ciguela, y de Larava'. Este cuadrángulo propuesto por Martínez del Villar, 'opuesto a las cuatro partes del mundo", defiende y ampara el espacio comprendido bajo su influencia, de toda fuerza negativa."

Aparición de la Virgen de la Sierra

   La tradición oral perpetuada a través de siglos, o los textos escritos con posterioridad a la fecha del suceso a los cuales debemos recurrir para relatar la aparición de la Virgen, cuentan de diferentes maneras, según cada fuente, los hechos que acontecieron en la Sierra. Constituían las montañas y valles que conforman geográficamente la Sierra de la Virgen desde tiempos inmemoriales, espléndidas dehesas comunales' donde los diferentes ganados porcinos, lanares y vacunos tenían su principal reserva alimenticia. Uno de los pastores de aquellos rebaños, del cual no nos ha llegado el nombre, se encontraba cierto día ejerciendo su cometido de cuidar y controlar el ganado en la partida o lugar denominado "La Salzeda" en la actualidad "El Salcedo/a-, cuando observó que se apartaba, tal como otros muchos días venía haciendo, una de las vacas del rebaño, encaminándose monte arriba hacia el lugar donde se encuentra actualmente el Santuario. Extrañado y curioso el pastor se decidió a seguir al animal para comprobar adónde se dirigía, y llegando al lugar, contempló sobre la copa de un roble la aparición de la Virgen María acompañada de un coro de ángeles entonando cánticos celestiales. Continúan refiriendo las antiguas narraciones que el pastor se acercó lleno de admiración ante el maravilloso prodigio, arrobado por la aparición y presencia de la Santísima Virgen. Ésta le llamó por su nombre, dándole al tiempo ánimo, consejo y resolución. Vio, pues, el pastor la venerable imagen rodeada de toda su corte de ángeles, y escuchó cómo María dulcemente le ordenaba bajar al pueblo de Villarroya para dar noticia de lo que había visto y oído, diciéndole comunicase que era su voluntad el que allí mismo, en lo alto de la Sierra, construyesen para gloria, honra y nombre, una ermita o templo donde dar culto y veneración a la imagen que allí apareció. Bajó inmediatamente el pastor a Villarroya para comunicar a los moradores del lugar la manifestación y deseo de la Santísima Virgen, acordando éstos subir en procesión a la cumbre para contemplar la aparición asombrosa. Llegados al lugar, comprueban atónitos la realidad relatada por el pastor, y postrados en tierra, prorrumpen en voces de alabanza y emocionadas oraciones. Ocurrió posteriormente que debido a los 14 km. de distancia entre el pueblo y la cumbre -que suponían tres horas de camino a lomos de caballería o andando-, y la dureza del clima por causa de su altura (1.418,294 m.), decidieron construir la ermita para dar culto a la imagen en el Salcedo, lugar desde donde se apartaba la vaca, apreciable por su belleza y acomodado más cercano a la villa. Así, pues, una vez levantada la ermita, instalaron en ella la sagrada imagen aparecida en la cumbre, pero ésta desapareció volviendo a la cúspide, y aunque de nuevo la bajaron, nuevamente se volvió a subir, en vista de lo cual los villarroyenses entendiendo al fin los deseos de María y lo que le había dicho al pastor, se decidieron a construir un nuevo templo en la cima del monte en el mismo lugar donde estaba el roble en que se apareció la primera vez. Así se edificó el nuevo Santuario en lo alto y la imagen no volvió jamás a desaparecer de aquel emplazamiento por ella deseado. Sobre esta primitiva y sencilla ermita, situada definitivamente en lo más alto de la sierra, ordena construir posteriormente el rey Alfonso I "El Batallador" la gran Casa y Santuario de cuya magnificencia nos han llegado algunas descripciones.

   Descripción de la imagen nada sabemos sobre la primitiva imagen que según las más antiguas referencias dejó en lo alto del roble tras su aparición la Virgen de la Sierra. También desconocernos si hubo representaciones posteriores de la misma y si ésta, junto con el niño y el orbe, formaba un todo perfecto. La imagen conservada en nuestros días resulta completamente atípica, ya que, arbitrariamente, todo lo que presenta como tal se reduce a la cabeza y mano de la Virgen y cabeza del Niño Jesús. El resto consiste simplemente en el manto relleno con distintos lienzos, conformando en su interior un sencillo bastidor que le da firmeza. Son, pues, perfectamente desechables todas las relaciones y descripciones hechas de un tiempo cercano a esta parte por diversos autores - sin duda producto de la copia de textos anteriores y no de la rigurosa comprobación-, en las cuales se da por sentado el hecho de ser la representación de esta imagen una talla completa. Fray Roque Alberto Fácil nos traslada una amplia y valiosa descripción de la imagen de la Virgen y su conjunto, especificando en ella de manera resucita la naturaleza del material del cual está construida: Es la S. Imagen de piedra: su trono visible descansa, o cubre el Roble, en que apareció: está seco, pero guardado, como se debe: tiene Ntra. Sra. en su mano derecha una Sierra: al Niño Jesús tiene en medio, o delante del pecho, y éste en su mano izquierda sustenta un Orbe, donde se ve fijada una Cruz: con la derecha hace ademán de dar la bendición: No permite Ntra. Sra. que hombre, ni mujer estén presentes, cuando su Capellán Camarero la viste sus preciosos Mantos. Apareció con un mantico de felpa verde, el que jamás se ha quitado a la Sta. Imagen, ni lo permite Ntra. Sra. resulta evidente que no se corresponden los materiales descritos por Fray Roque Alberto Faci con la representación actual de la Virgen, ya que realmente todo el conjunto (cabezas y mano), está tallado en madera policromada.

   Se nos ocurre pensar que quizá informa sobre alguna otra talla o escultura desaparecida anterior a la actual y de la cual no tenemos noticia.Más sucintamente, Juan Bautista Labaña dice al respecto "... na Capella que he pequena ha hum retabolo de figuras de relevo, que na roim Esculptura mostra Sua velhice, cm hum nicho do meyo está a Imagem de nossa Sra. bem antigua, parece que esta assentada, e que tem o menino jesús no regaqo". Por encontrarse en el momento de realizar su descripción en el Santuario, resulta Labaña un testigo ocular de excepcional interés, aunque lamentablemente no especifique cuál es la naturaleza del material que nos ocupa. Sí apunta cómo la Virgen "parece" que está sentada, alu- diendo claramente a la cortedad de su talla notablemente pequeña y desproporcionado respecto de las cabezas y mano.Concuerda, pues, esta apreciación hecha en 1605, con la impresión objetiva de desproporción actual fácilmente apreciable, evidenciando la antigüedad de la talla y consiguiente cautela sobre las alusiones a esculturas anteriores o posteriores a dicha fecha.

   La acepción "Virgen de la Sierra", identificable por analogía con el terreno montañoso de aquellos otros lugares donde la imagen de la Virgen María se venera según este nombre, difiere de las demás por el hecho de ofrecer en esta original representación una sierra o utensilio característico en su mano derecha como emblema simbólico, convir- tiéndose por esta causa en motivo susceptible de controversia en cuan- to a su significado, puesto que no se conoce la antigüedad ni la razón por la cual presenta este objeto.Tesoros de la Virgen Entre las alhajas y tesoros de Nuestra Señora a los cuales hacen referencia distintos autores, se mencionan históricamente como más impor- tantes los siguientes:Un vaso de plata dorado de cuatro libras de peso, labrado primorosamente de granadas y piedras preciosas por los orfebres árabes, dona- do por el rey Fernando "El Católico'."' Este rey aragonés, muy devoto de la Virgen de la Sierra, visitó la Santa Casa y pernoctó en ella cuando, dis- frazado de mulero, pasó al reino de Castilla para contraer matrimonio con Isabel "La Católica"." Cumpliendo promesa, regaló el vaso o copa el año 1492 tras la toma de Granada, y según los testimonios había pertenecido a Abu Abd-Alá," último rey moro de aquella ciudad. El rey Fernando ya había dado anteriormente a la Santa Casa un corazón de plata con sus armas reales de otras cuatro libras de peso, y un ternero blanco de tela de plata con preciosísimas cenefas, en las cuales se ha- bían bordado los escudos y armas de Castilla y Aragón. El prelado don Andrés Martínez,13 obispo de Tarazona, sana por intercesión de la Virgen de la Sierra y envía posteriormente, en agrade- cimiento, una rica corona de plata.

   Mosén Alfajarín, presbítero de Zaragoza al que la Virgen sanó de parálisis (s. XVI), regaló a la Santa Casa dos vinajeras de plata para su servicio. "Don Diego Escolano," obispo de Tarazona, en sus descripciones del Santuario hace constar que en una de las dos sacristías que por aquellas fechas (año 1663) estaban dedicadas a guardar los diferentes ornamen- tos del culto, existían armarios donde se guardaban diversas joyas, jocalías" y presentes ofrendados a la Virgen, a saber: corazones, piernas, manos, ojos, anillos, pendientes, collares, etc., todos ellos en plata y oro. Sigue el obispo enumerando casullas de mérito y ángeles de talla que custodian las ofertas de los enfermos. Durante el año 1646 se hizo un recuento o inventario de los bienes de la Virgen en el que consta un gran número de singularísimas relíquias. Muchas de esas donaciones y regalos han desaparecido, como, por ejemplo, una cajita de marfil y ébano que, según el testimonio, estaba en la sacristía guardando dos tesoros, consistentes en un velo de la Virgen Santísima y otro de San José. Igualmente, enumera cuatro cálices de plata sobredorada, uno de ellos donación del obispo de Osma (Soria), don Juan de Palafox y Mendoza," en su visita al Santuario. Relaciona este inventario también una casulla de tela de plata con cenefa de oro para oficiar el culto de la Virgen, donación del papa Clemente Vll," que por un lado llevaba escritas las letras "Clemens Septimus Pont. max.', y por el otro "Candor ilesus". Don Gerónimo de Lanuza," obispo de Barbastro (Huesca), realizó la donación de un pectoral de oro guarnecido de esmeraldas. En el Archivo Diocesano de Tarazona hemos encontrado un manfiesto altamente ilustrativo. Transcribimos literalmente su contenido para evidenciar un proceso decadente denunciado por el desconocido autor del mismo: "... acerca de la Casa de Nuestra Señora de la Sierra no tengo de decir nada en particular.. sino solamente que tiene ne mucha necesidad de remedio y tambien excepto una cosa la cual nunca he podido digerir y es que en esta Santa Casa habia un caliz y patena de oro que lo habia dado la Casa de Morata y semejante dadiva era ocasion para que otras personas se aficionasen a ofrecerle cosas yjuntamente testifi- caba dicha joya cuan reverenciado y estimado ha sido siempre este Santuario y sin embargo de esto han vendido dicho caliz y patena de oro y cuando sea,verdad que habia deudas no habia otra traza para pagarlas que no fuera tan perjudicial.a la Casa pero en estos tiempos por estar entonces gobernando los susodichos "picaros" se habia de hacer tal cosa'.

                                                              Enviado por Francisco Alonso.