Localizada en la cabecera de la Parroquia de San Andrés destaca una pieza de
especial relieve, la Virgen Blanca por el material en el que está hecha, de
mármol. Forma parte de una serie de tallas marianas góticas importadas de
Francia. La Virgen aparece de pie, adoptando un suave contraposto, con el niño
sobre la mano izquierda, mientras que en la otra porta un ramo. Gran delicadeza
y complicación se confiere a la vestimenta, que consiste en túnica y manto con
el que cubre la cabeza sin ocultar la cabellera rizada que enmarca el rostro de
facciones correctas, y se recoge con gracia después de plegarse varias veces
sobre el brazo derecho; la actitud dialogante de Madre e Hijo, lo mismo que la
elegancia con que está concebido el grupo, avalan a un gran maestro del gótico
francés, capaz de plasmar la familiaridad y el naturalismo que desarrolla esta
estética. Otro detalle que contribuye a la belleza de esta estatua viene dado
por el dorado de la vuelta del manto y de la cabellera, con el que se enriquece
la superficie marmórea. La Virgen se alza sobre una peana poligonal, decorada
con tracería de arcos trilobulados y un escudo en el frente, con tres fajas en
el campo, armas correspondientes a un desconocido donante, quizás don Juan de
Ezpeleta, señor de Azoz.
Enviado
por Iñaki.
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