Preside esta parroquia un retablo mayor dedicado a la Asunción, que presenta
mazonería barroca del primer tercio del siglo XVIII a la que se ha acoplado una
serie de relieves y esculturas del XVI procedentes del retablo primitivo.
Proceso de adaptación semejante lo hizo en Aoiz Juan Tornés en 1748. Por
documentación se sabe que la labor de mazonería del retablo renacentista se
encargó en 1563 al entallador Pedro Moret, la policromía y estofado a Juan de
Landa que la contrató en 1591. En cuanto al escultor de los relieves los autores
no se ponen de acuerdo en la atribución ya que partiendo del dato extraído de la
documentación de que intervino un fraile, unos lo identifican con Juan de
Beauves, en tanto que otros expresan sus reservas al respecto. La máquina
dieciochesca consta de alto banco con relieves y ornamentales ménsulas en el que
asienta el alto cuerpo de tres calles divididas por columnas salomónicas con el
fuste decorado por guirnaldas de flores. El diseño del ático, muy elaborado, con
juego de formas mixtilíneas se enriquece con abundante decoración vegetal,
espléndidamente tratada. La misma exuberancia desprenden los aletones laterales
o las peinetas vegetales que potencian los entablamentos. Otro elemento
decorativo además de histórico a que aluden a los patrocinadores de la obra son
los escudos, con las armas de la villa que flanquean el ático. La amplía iconografía, aprovechada en su mayoría del retablo renacentista,
abarca relieves que figuran escenas y bultos dedicados a Santos aislados. En el
banco se suceden San Agustín, San Gregorio, Nacimiento, Anunciación, San
Jerónimo y San Ambrosio. El cuerpo contiene los relieves en los aletones y en
las calles en una disposición vertical. Representan: la Matanza de los
Inocentes, Huida a Egipto, Natividad de María, Jesús entre los doctores,
Purificación de la Virgen, Presentación del Niño, Anuncio a Santa Ana, Abrazo en
la Puerta dorada, Circuncisión y Epifanía, todos ellos aluden a la vida de la
Virgen, titular de la parroquia la Infancia de Cristo aunque se han colocado en
desorden. En el centro del ático se representa a la Santísima Trinidad en
compañía de ángeles músicos y algunos santos como San Fermín y San Francisco
Javier, los dos barrocos, y cuatro profetas del siglo XVI, expresivistas.
Finalmente la parte central está reservada al sagrario-tabernáculo y a la
titular, una delicada talla de la Virgen erguida, de armoniosa compostura, con
la pierna derecha flexionada, las manos unidas hacia el mismo lado en tanto que
la cabeza gira suavemente hacia la izquierda, originando un sutil movimiento
compensatorio. Por otro lado la elegancia del ropaje y la finura de la expresión
hacen de esta talla un buen exponente de la estética renacentista.
El sagrario tiene forma de arqueta con aletones laterales y unas masas de
nubes que sirven de peana a dos ángeles que muestran el tabernáculo cerrado, en
cuyo centro se esculpe a Cristo resucitado. Aparatosa resulta su cubrición en un
despliegue de cortinajes que caen de una cúpula gallonada.
La riqueza ornamental del conjunto aumenta con la policromía original que
conservan las esculturas del siglo XVI y el brillo del oro dieciochesco de la
mazoneria.
Enviado
por Iñaki.
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