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                   VIRGEN DE RONCESVALLES -                            ERRO- MEZKIRITZ

   Imagen ubicada en el puerto de Mezquiriz.

   El Alto de Mezquíriz fue paraje de honda significación para los apesadumbrados peregrinos de Santiago, que acababan de dejar atrás el arduo Pirineo, tras recorrer los campos de la llanada de Roncesvalles. En ese lugar cambiaban los escenarios y los propósitos; de ello dio cumplida cuenta en el siglo XII el más famoso de los caminantes medievales, Aymeric Picaud, clérigo de la región de Poitou, que en dicho puerto se despedía de las tierras de los "Bascli" que tanto odiaba saludando gozoso y esperanzado "la tierra de los navarros, rica en pan, leche y ganados", que vislumbraba hacia el interior de Navarra. El Alto de Mezquíriz representó además otros valores en la vida de las gentes de los valles limítrofes de Arce, Aézcoa, Erro y Valcarlos; en él, en su cima, dejaron constancia de la milenaria devoción a la Patrona del Pirineo que se venera en la Colegiata de Santa María, la Virgen que los libró de pestes y epidemias Una estela en piedra, idéntica a la existente en el collado de Ibañeta, lo recuerda en euskera y en castellano a propios y extraños: "Aquí se reza una salve antes de Roncesvalles." El Alto, el sencillo paraje, también tiene relevancia, y mucha, para ese caminante peninsular que ha partido de Pamplona y que de pronto se ve ante la barrera axial pirenaica que trazan Orzanzurieta (1.570), Astobizcar (1.506), Guirizu (1.280) y Mendiaundi (1.218), los montes por entre los cuales hay un espacio para el camino milenario. En él, por el claro que dejan las hayas, cabe que experimente las ancestrales sensaciones que aún transmite el Pirineo al cabo de milenios, esa clase de sensaciones casi indefinibles hoy, que van más allá de los conceptos modernos de grandiosidad, espectacularidad o belleza paisajística. Son ésas coletazos de la mitología que los navegantes griegos hace mucho que transmitieron a los celtas y estos a su vez a los primitivos vascones pirenaicos, que se traducen en impresiones paleocerebrales numinosas o numínicas ante cosas, hechos y situaciones que, por una u otra razón, acabaron alcanzando honda relevancia entre los hombres a lo largo del tiempo, las cuales pueden aflorar ante situaciones tan dispares como el fuego que arde en el hogar, animales como la serpiente y escenarios naturales como el Mediterráneo, las costas occidentales atlánticas con el sol hundiéndose en los "mares bermejos", o ante el mismo río Ebro, cual eterna muga de civilizaciones y culturas.

                                                          Enviado por Iñaki.